Dos semanas después de asumir el poder, en diciembre de 2006, el presidente mexicano Felipe Calderón Hinojosa envió el primer contingente de soldados para combatir a los cárteles de la droga al estado de Michoacán, su tierra natal.
Así, Calderón declaraba su "guerra contra el narcotráfico" que luego incluiría el despliegue de 45,000 agentes militares en el país, como parte de un plan de seguridad que contempla la depuración de las fuerzas policiales, reforma al sistema judicial y combate a la corrupción, entre otros puntos.
Al poco tiempo surgieron críticas por el uso del ejército en tareas de seguridad pública y denuncias por violaciones a los derechos humanos, mientras que la cifra de asesinatos vinculados al crimen organizado se disparó como nunca antes, llegando a cerca de 15,000 víctimas fatales en la primera mitad del gobierno.
A eso se suma la peor crisis económica en los últimos 70 años, el brote de influenza A H1N1 y la derrota electoral del partido gobernante en las elecciones parlamentarias de julio pasado, en las que el opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), consiguió la mayoría de los escaños.
Cuando se cumplen tres años de su mandato, "el presidente del empleo" está frente a un país donde la mitad de la población vive en condiciones de pobreza, las remesas provenientes de Estados Unidos han caído abruptamente y la economía recién comienza a mostrar sus primeros signos de recuperación.
Aunque el nivel de respaldo a Calderón se sitúa en un 58%, esta cifra representa un descenso de 5 puntos porcentuales, llegando así a su nivel más bajo desde que inició el mandato, según datos revelados por la encuestadora Consulta Mitofsky.
En varias oportunidades Calderón ha dicho que el país requiere reformas y su último discurso en el Palacio Nacional no fue la excepción, al plantear que el 2010 debe ser "el año del cambio profundo".
Muchos han adelantado que al celebrarse el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, es posible que se produzca un estallido social por el descontento que existe en los sectores postergados.
Un año simbólico, reconocen las autoridades, quienes buscan avanzar en su agenda reformista.
"El presidente Calderón depende ahora de los votos del PRI para sacar adelante reformas estructurales que el país necesita", le dijo a BBC Mundo Leo Zuckermann, analista del Centro de Investigación y Desarrollo Económico, CIDE.
¿Qué tipo de reformas? Calderón anunció que propondrá una nueva reforma energética al Congreso en los próximos meses e insistió en que el país necesita una reforma fiscal para combatir la pobreza y una reforma económica para que el Producto Interno Bruto, PIB, se expanda a un 5% en 2012, cuando finaliza su mandato.
El mandatario también planteó la necesidad de una reforma política que incluiría temas como la reelección de alcaldes y gobernadores. En materia de seguridad dijo que el país requiere "una Policía Federal que sea técnica y operativamente superior a los grupos criminales".
La limpieza de los cuerpos policiales ha pasado ocupar un espacio central en el discurso del gobierno en las últimas semanas, pero los escépticos creen que el gobierno perdió la batalla contra el crimen organizado y que es poco probable que las cosas cambien en lo que resta de presidencia.
"A tres de años de gobierno no hay evidencia de que se haya reducido el flujo de drogas en el país ni se ha visto una disminución de los niveles de violencia", le dijo a BBC Mundo John Ackerman, analista del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México, UNAM.
Pero el gobierno asegura que ha logrado récords en decomisos de droga y armamento, al tiempo que ha detenido a gran parte de los altos mandos de las organizaciones delictivas.
Hace pocos días Calderón insistió en que México es mucho menos violento que otros países de la región, ya que la tasa de crímenes por cada 100,000 habitantes es inferior a la de Brasil, Colombia o Venezuela.
"Es un problema de percepción que tenemos que corregir", precisó.
Pero las víctimas de secuestros, extorsiones, asesinatos e impunidad en los llamados "focos rojos" del país, donde los carteles imponen su propia ley, sólo conocen el miedo y la impotencia de vivir bajo el imperio de los narcotraficantes.
Y aunque el gobierno dice que la mayor parte de los muertos son narcotraficantes, cuyos cuerpos nadie reclama, vale la pena recordar que muchos de esos presuntos narcotraficantes son jóvenes provenientes de zonas pobres que fueron empleados por las organizaciones criminales al no tener ninguna esperanza de desarrollo.
Analistas plantean que si las elecciones presidenciales fueran hoy, el PRI tendría altas probabilidades del volver al poder, pero como aún faltan tres años para los comicios, todavía pueden producirse sorpresas, tal como ocurrió en 2006, cuando todos daban por ganador al candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, y finalmente la historia se escribió de otra manera.
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